martes, 30 de octubre de 2012

La muerte no es más un efecto de una desorganización

"No sé cómo vamos a vivir [...], lo malo es que no estamos organizados, debería haber una organización en cada casa, en cada calle, en cada barrio, Un gobierno, dijo la mujer, Una organización, el cuerpo también es un sistema organizado, está vivo mientras se mantiene organizado, la muerte no es más que un efecto de una desorganización, Y cómo podría organizarse una sociedad de ciegos para que viva, Organizándose, organizarse ya es, en cierto modo, tener ojos, Quizás tengas razón, pero la experiencia de esta ceguera sólo nos ha traído muerte y miseria, mis ojos, [...] no han servido para nada"

José Saramago, "Ensayo sobre la ceguera"

Nadie es

Nadie es profeta en su tierra.
Nadie es profeta
Nadie es
No tenemos tierra.
No tenemos profetas.
No tenenemos nada.
Pero hay futbolistas
Y programas del corazón
Y poetas que se mueren
De hambre
No de hombres.

P. J. Pérez.

martes, 9 de octubre de 2012

El horizonte más lejano fue siempre el día de mañana

"Allí, en estos últimos momentos de gente cuyo horizonte más lejano fue siempre el día de mañana, es donde se capta la profunda tragedia que encierra la vida del proletariado de todo el mundo; hay en esos ojos moribundos un sumiso pedido de disculpas y también, muchas veces, un desesperado pedido de consuelo que se pierde en el vacío, como se perderá pronto su cuerpo en la magnitud del misterio que nos rodea. [...]

Los campanarios de la catedral, derribados por el terremoto de 1950, habían sido reconstruidos por cuenta del gobierno del general Franco y en prueba de gratitud se ordenó a la banda ejecutar el himno español. Sonaron los primeros acordes y se vio el bonete rojo del obispo encarnarse más aún mientras sus brazos se movían como los de una marioneta: "Paren, paren, hay un error", decía, mientras se vía la indignada voz de un gaita: "Dos años trabajando, ¡para esto!". La banda —no sé si bien o mal intencionada-, había iniciado la ejecución del himno republicano"

Ernesto "Che" Guevara, "Diarios de motocicleta"

lunes, 8 de octubre de 2012

En un mundo sensato


"El concepto de deber, en términos históricos, ha sido un medio utilizado por los poseedores del poder para inducir a los demás a vivir para el interés de sus amos más que para su propio interés. Por supuesto los poseedores del poder ocultan este hecho aun ante sí mismos, y se las arreglan para creer que sus intereses son idénticos a los más grandes intereses de la humanidad. [...].

...aquellos cuyo trabajo se necesitaba se vieron obligados a trabajar largas horas, y al resto se le dejó morir de hambre por falta de empleo. ¿Por qué? Porque el trabajo es un deber, y un hombre no debe recibir salarios proporcionados a lo que ha producido, sino proporcionados a su virtud, demostrada por su laboriosidad. Ésta es la moral del estado esclavista, aplicada en circunstancias completamente distintas de aquellas en las que surgió. No es de extrañar que el resultado haya sido desastroso.

 Tomemos un ejemplo. Supongamos que, en un momento determinado, cierto número de personas trabaja en la manufactura de alfileres. Trabajando -digamos- ocho horas por día, hacen tantos alfileres como el mundo necesita. Alguien inventa un ingenio con el cual el mismo número de personas puede hacer dos veces el número de alfileres que hacía antes. Pero el mundo no necesita duplicar ese número de alfileres: los alfileres son ya tan baratos, que difícilmente pudiera venderse alguno más a un precio inferior. En un mundo sensato, todos los implicados en la fabricación de alfileres pasarían a trabajar cuatro horas en lugar de ocho, y todo lo demás continuaría como antes. Pero en el mundo real esto se juzgaría desmoralizador. Los hombres aún trabajan ocho horas; hay demasiados alfileres; algunos patronos quiebran, y la mitad de los hombres anteriormente empleados en la fabricación de alfileres son despedidos y quedan sin trabajo. Al final, hay tanto tiempo libre como en el otro plan, pero la mitad de los hombres están absolutamente ociosos, mientras la otra mitad sigue trabajando demasiado. De este modo, queda asegurado que el inevitable tiempo libre produzca miseria por todas partes, en lugar de ser una fuente de felicidad universal. ¿Puede imaginarse algo más insensato?"

Bertrand Russell, "Elogio de la ociosidad"

sábado, 6 de octubre de 2012

En los campos de Flandes

"In Flandes fields the poppies blow
between the crosses, row on row
That mark our place; and the sky 
The larks, still bravery singing, fly
Scarce heard amid the guns below.

We are the dead. Short days ago
We lived, felt dawn, saw sunsent glow
Loved, and were loved, and now are lie
In Flanders fields

Take up our quarrel with the foe;
to you from failing hands we throw
The torch; be yours to hold it high
If ye break faith with us who die
We shall not sleep though poppies grow
In Flanders fields.

"En los campos de Flandes
crecen las amaplolas
filas tras fila
entre las cruces que marcan nuestras tumbas
Y en el cielo aún vuela y canta la valiente alondra
su voz apagada por el fragor de los cañones

Somos los muertos
Hace poco vivíamos
cantabamos auroras, el rojo crepúsculo
amábamos, eramos amados
Ahora yacemos, en los campos de Flandes.

Contra el enemigo proseguid vuestra lucha.
Tomad la antorcha que os arrojan vuestras manos exangües
Mantenedla bien en alto
Si faltáis a la fe de nosotros los muertos
Jamás descansaremos
aunque florezcan
en los campos de Flandes
las amapolas."





John McCrae, 1915 



jueves, 4 de octubre de 2012

Pero si tú me olvidas...


Yo sé que existo
porque tu me imaginas.
Soy alto porque tu me crees 
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie 
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...


Ángel González

miércoles, 3 de octubre de 2012

Que este tango hable por mi.

Que este tango hable por mi, por que soy un árbol que nunca dio frutos, por que soy un perro que no tiene dueño, por que tengo odios que nunca los digo, por que tengo amores que nunca sabré su nombre, por que me desangro a recuerdos, y a esperanzas, por que comprar amor a cincuenta euros la media hora es desangrarse a versos, por que quise mucho y no me quisieron, por que he querido y me han traicionado, por que me quisieron y traicioné, por navego en un mar de sueños rotos, por que esta milonga vive en mi miseria, olor a habitación cerrada, viejo idiota, mierda viejo idiota, no puedes, no debes.

Julio Sosa, "La cumparsita"



"Somos diferentes y mejores que los demás"

"El mal uso que la ideología suele hacer de la historia se basa más en el anacronismo que en la mentira. [...] Muchos intentos de sustituir la historia por el mito y la invención no son simples bromas pesadas de tipo intelectual. Después de todo, tienen el poder de decidir lo que se incluye o no en los libros de texto.[...]. 
Hoy día, el mito y la invención son fundamentales para la política de la 
identidad a través de la que numerosos colectivos que se definen a sí mismos de acuerdo con su origen étnico, su religión o las fronteras pasadas o presentes de los estados tratan de lograr una cierta seguridad en un mundo incierto, diciéndose aquello de "somos diferentes y mejores que los demás" [...]

Es muy importante que los historiadores recuerden la responsabilidad que tienen y que consiste ante todo en permanecer al margen de las pasiones de la política de la identidad incluso si la comparten"

Eric J. Hobsbawm "Sobre la Historia"

El hombre a quien quiero amar.

EL HOMBRE A QUIEN QUIERO AMAR.

I

El hombre al que quiero amar
deberá limpiar la llave oxidada,
que abre la cerradura de mi alma
y entibiarla 
con el sol de la devoción
y la esperanza, 
y pueda volver a volar
como paloma de paz

II

El hombre que quiero amar
deberá ser mi compañero
tratándome de igual
respetándome y escuchándome
sin juzgarme, ni reprocharme,
jamás.

III

El hombre al que quiero amar
deberá hacerme sentir única,
reina en su castillo, ondina en sus aguas,
y alegría perpetua en sus ojos
cuando me mire en ellos
para elevar mi autoestima.

IV

El hombre que quiero amar
tocará las fibras de mi ser
como templando las cuerdas de un violín
y sus acordes en mi piel
se dibujaran en deseos encendidos
en comunión con los de él.

V

Él, mi hombre, con su amor
me acompañara en mis silencios
correrá tras mis risas
será mi pañuelo en mis lágrimas
respetará sin preguntas mi espacio
y comprenderá tranquilo
todas mis ausencias,
porque sabrá que en todo ello
él siempre está.

VI

Él, siempre él...
hará versos de mis enfados
y de mis huidas prosas
y nuestra vida en común
será toda ella un poema
del más encendido y deseado amor.

VII

El hombre al que quiero amar
paseará sus dedos
por el trigal de mi pelo
mientras mis manos se abrazan a su talle
cuando reposemos el amor
en la vigilia de la visita del sueño.

VIII

Mi hombre
será mi compañero de juegos
mi arma en mi lucha
mi contertulio en mis charlas
mi amigo, mi cómplice, mi amante
y mi inspiración eterna.

IX

Mi hombre
me esperará siempre
con el ansia del novio primerizo,
acorralará mis ojos cuando le asedien
y sus manos volaran sobre mí
como alas de cientos
de mariposas.

X

Mi hombre
me perdonará mis errores
y los enterrará con una palada de comprensión
señalándome el camino correcto
con canastas repletas
de racimos de ternuras.

XI

Y yo a cambio le daré a mi hombre
reposo, en sus guerras
y en sus marejadas, calma
le pondré sonrisas a sus enfados
y mi regazo será su cuna en sus silencios
seré siempre su escalera firme
cuando quiera subir al paraíso.
y no podrá jamás contar mis besos
porque serán eternos en mis labios
para él.

¡¡ Que así sea !!





 Gioconda Belli