lunes, 20 de agosto de 2012

Legalizar el antiguo Gremio de Ladrones

"Una de las mejores contribuciones del patricio a las reformas de Ankh-Morpork había sido legalizar el antiguo Gremio de Ladrones, al principio de su mandato. Siempre habrá crimen, razonó, y por tanto, si tenemos que soportarlo, al menos que sea crimen organizado.
Así que habían persuadido al Gremio para que saliera de las sombras y construyera una gran casa de reuniones, ocupara su lugar en los b
anquetes de la ciudad y fundara una academia con cursillos acelerados, certificados de aprendizaje, libros de escolaridad y todo eso. A cambio dé la no intromisión de la Guardia, accedieron a mantener el nivel de criminalidad según las cifras, acordadas anualmente. De esa manera, dijo lord Vetinari, todo el mundo podía planear sus gastos por anticipado, y se eliminaban parte de las inseguridades del caos que es la vida.
Así, un poco más adelante, el patricio volvió a reunir a los ladrones y les dijo, oh, por cierto, ahora que me acuerdo..., vaya, no sé qué iba a decir... ¡ah, sí!
Sé quiénes sois, les dijo. Sé dónde vivís. Sé qué clase de caballos tenéis. Sé a qué peluquería van vuestras esposas. Sé los nombres de vuestros encantadores hijos, por cierto, ¿cuántos años tienen ya?, cielos, cómo pasa el tiempo, y sé dónde juegan. Así que no olvidéis nuestro acuerdo, ¿vale? Y sonrió.
Ellos también sonrieron, después de tragar saliva.
Y la verdad es que todo funcionó muy satisfactoriamente para todo el mundo. El jefe de los ladrones tardó poco en echar barriga y en hacerse diseñar escudos de armas, además de buscar un edificio adecuado para las reuniones y olvidarse para siempre de los antros llenos de humo. Establecieron un complicado sistema de recibos y facturas mediante el cual, aunque todo el mundo podía recibir las atenciones del Gremio, nadie las recibía en exceso, y la situación era muy aceptable..., al menos para los ciudadanos suficientemente ricos como para pagar la razonable tarifa que el Gremio cobraba a cambio de una vida sin sobresaltos. Había una extraña expresión extranjera para denominar esto: palizas de canguros. Nadie sabía exactamente qué significó en un principio, pero Ankh-Morpork la había adoptado.
A la Guardia no le hizo gracia, pero los hechos demostraron que los ladrones controlaban el crimen mejor de lo que lo habían hecho ellos. Al fin y al cabo, la Guardia tenía que trabajar el doble para hacer que el índice de criminalidad bajara, mientras que el Gremio lo único que tenía que hacer era trabajar menos.
Así, la ciudad prosperó, y la Guardia se fue atrofiando como un apéndice inútil, convirtiéndose en una pandilla de inútiles a los que nadie en su sano juicio tomaba en consideración.
Y nadie quería que se les metiera en la cabeza combatir el crimen."

Terry Pratchett, "¡Guardias! ¡Guardias!"

miércoles, 15 de agosto de 2012

¡Los cuchillos han ganado la guerra y no los cañones!

"Matar a uno del montón puede hacerlo cualquiera, pero conseguir, matando a uno, aterrorizar a otros diez mil, era nuestra especialidad... Para eso era necesario utilizar el cuchillo ¿comprendes? ¡Los cuchillos han ganado la guerra y no los cañones! [...] No serán más de tres mil los que los hayan utilizado, contando todos los frentes. Son estos tres mil los verdaderos vencedores... "

Roger Vercel, "Capitán Conan"

martes, 14 de agosto de 2012

Acababa de ocurrírsele una nueva idea absolutamente horrible

"Se dedicó a maldecir mentalmente mientras esperaba sentado allí tras el volante. Tenía treinta y cuatro años y su talento iba disipándose entre Mecánica de Motor Tres y una mujer que, sin lugar a dudas, era culturalmente subnormal. Y, más grave aún, tenía que admitir la veracidad de la constante crítica de Eva de que él no era un hombre. «Si fueses un hombre como es debido —le decía siempre—, mos
trarías más iniciativa. Tienes que afirmarte como individuo.» [...]

Era lo que había llegado a esperar. Un departamento inadecuado, un matrimonio inadecuado y una vida inadecuada. Se llevó sus filetes de pescado a una mesa de un rincón y comió solo. A su alrededor otros miembros del personal discutían las perspectivas del Nivel A y quién se sentaría en el Comité de curso al año siguiente. Enseñaban Matemáticas o Economía o Lengua, materias que contaban y donde el ascenso era fácil. Humanidades no contaba y no se planteaba el ascenso. Era así de sencillo.[...]

Una vez concluida la hora de clase, Wilt recogió los libros y se dirigió de nuevo a la sala de profesores [...].

Wilt se detuvo y observó cómo la máquina perforadora iba hundiéndose lentamente en el suelo. Estaban haciendo agujeros grandes. Muy grandes. Lo suficiente como para contener un cadáver.

—¿Hasta qué profundidad excavan? —preguntó a uno de los trabajadores.
—Diez metros.
—¿Diez metros? —dijo Wilt—. ¿Y cuándo van a echar el hormigón?
—Con un poco de suerte, el lunes —dijo el hombre.

Wilt continuó su camino. Acababa de ocurrírsele una nueva idea absolutamente horrible."

Tom Sharpe, "Wilt"

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que le precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo."

Gabriel García Marquez, "Cien Años de Soledad"

miércoles, 8 de agosto de 2012

El hombre también florece


"Eso mismo, florecer. Yo creía que era cosa de mujeres, que el hombre es sólo madera, cuanto más recia mejor. Pero ¿por qué no flor? A David le gustaban las flores, se paraba en las marchas para mirarlas y siempre andaba preguntando cómo se llamaban. Nos burlábamos al principio, hasta que le vimos su buena madera y se ganó el respeto. Tendría razón, no estoy ya tan cierto de algunas cosas, ya te digo ¡Cuándo iba yo a pensar que el hombre también florece! ¡Qué sorpresas! Florece con la mujer, claro, ésa es nuestra primavera de verdad. A su lado nos abrimos de noche como el dondiego, si tienes suerte de encontrarla. Yo la tuve, ella me cogió del montón y me plantó en su cama: allí crecí. Así era mi era mi Salvinia. [...]

-Y tú diste la espantada..., Pobre Bruno; te perdiste lo mejor, lo más hermoso.

-¡Qué va! ¡Lo más hermoso hermoso lo gocé siempre que quise!

Pero la risotada casi grosera le resulta forzada a él mismo. Mero recursos defensivo.

-Sí, te lo perdiste... ¡Y ahora te enteras!... Bueno, más vale tarde que nunca.

El viejo la mira y aflora en su mente un descubrimiento."

José Luis Sampedro, "La sonrisa etrusca"

martes, 7 de agosto de 2012

Lo que faltaba, filosofías.

‎"Los derechos no son abstracciones, respondió el ministro de defensa secamente, los derechos se merecen o no se merecen, y ellos no los merecen, el resto es hablar por hablar, Tiene toda la razón, dijo el ministro de cultura, realmente los derechos no son abstracciones, tienen existencia incluso cuando no son respetados, Lo que faltaba, filosofías, Tiene algo contra la filosofía el ministro de defensa, Las únicas filosofías que me interesan son las militares y aun así con la condición de que nos conduzcan a la victoria, yo, queridos señores, soy un pragmático de cuartel, mi lenguaje, les guste o no les guste, es al pan, pan y al vino, vino, pero, ya puestos, para que no me miren como a un inferior en inteligencia, apreciaré que se me explique, si no se trata de demostrar que un círculo puede ser convertido en cuadrado de área equivalente, cómo puede tener existencia un derecho no respetado, Muy sencillo señor ministro, ese derecho existe en potencia en el deber de que sea respetado y cumplido, Con sermones cívicos, con demagogias de éstas, lo digo sin ánimo de ofende, no vamos a ninguna parte, estado de sitio sobre ellos y ya veremos si les duele no los duele"

José Saramago, "Ensayo sobre la lucidez"

viernes, 3 de agosto de 2012

Aguanta, vida mía.

‎"Antes de tragarse el papel, Hortensia lo retiene en la boca. Lo ha leído más de veinte veces. Lo ha memorizado y sigue las instrucciones de Felipe. No lo rompas, podrían encontrar los pedazos. No quiere tragar, desea mantener en su boca los besos que le manda Felipe. No lo quemes, podrían sorprenderte antes de que hubiera ardido por completo. Quiere saborear su nombre, escrito por la mano de Felipe. Cómetelo, Tensi, no sabe mal, y piensa en mí. La celulosa se va deshaciendo y Hortensia no quiere tragar. Piensa que estaré en tu boca, Tensi. La bola seca que se formó al principio es ya una pasta amarga con sabor a tinta. No quiere tragar, pero los pasos de la guardiana se acercan, Te mando muchos besos, Tensi, todos los que no he podido darte.. Los pasos de la guardiana resuenan por la galería, es la hora del taller. Aguanta, vida mía. [...] La funcionaria ha entrado ya.
Es Mercedes.
-¡Al taller! [...]

Ella no va al taller, porque aún no tiene condena. [...] Tomasa no va por principios. Se niega a coser uniformes para el enemigo. Tomasa sostiene que la guerra no ha terminado, que la paz consentida por Negrín es una ofensa a los que continúan en la lucha. Ella se niega a aceptar que los tres años de guerra comienzan a formar parte de la Historia. No. Sus muertos no parte de la Historia. Ni ella ha sido condenada a muerte, ni le ha sido conmutada la pena, para la Historia. Ella no va a dar treinta años de su vida para la Historia. Ni un solo día ni un solo muerto para la Historia. La guerra no ha acabado. Pero acabará y pronto. Y ella no cosido ni una sola puntada para redimir pena colaborando con los que quieren escribir la Historia [...]

Muy pronto acabará todo, quizá incluso antes de que salga tu juicio, y estaré contigo cuando nazca el crío. Si es niña, la llamaremos Hortensia, como tú, Tensi."

Dulce Chacón. "La Voz dormida"

miércoles, 1 de agosto de 2012

El nuevo abogado


El nuevo abogado

"Tenemos un nuevo abogado, el doctor Bucéfalo. Poco hay en su aspecto que recuerde laépoca en que era el caballo de batalla de Alejandro de Macedonia. Sin embargo, quien está al tanto de esa circunstancia, algo nota. Y hace poco pude ver en la entrada a un simple ujier que lo contemplaba admirativamente, con la mirada profesional del aficionado a las carreras de caballos, mientras el doctor Bucéfalo, alzando gallardamente los muslos y haciendo resonar elmármol con sus pasos, ascendía escalón por escalonia escalinata.

En general, la Magistratura aprueba la admisión de Bucéfalo. Con asombrosa agudeza dicen que dada la organización actual de la sociedad, Bucéfalo se encuentra en una posición un tanto difícil, y que en consecuencia, y considerando además su importancia dentro de la historia universal, merece por lo menos ser recibido. Hoy –nadie podría negarlo– no hay ningún Alejandro Magno. Hay muchos que saben matar; tampoco esca
sea la habilidad necesaria para asesinar a un amigo de un lanzazo a través de la mesa del festín; y para muchos Macedonia es demasiado reducida, y maldicen en consecuencia a Filipo, el padre; pero nadie, nadie puede abrirse paso hasta la India.

Ya en su época las puertas de la India estaban eran inalcanzables pero su dirección estaba marcada por la espada del rey. Hoy dichas puertas están en otra parte, más lejos, más alto; nadie muestra el camino; muchos llevan espadas; pero sólo para blandirlas, y la mirada que las sigue sólo consigue confundirse.

Por eso, quizá lo mejor sea hacer lo que Bucéfalo ha hecho, sumergirse en la lectura de libros de derecho. Libre, sin que los muslos del jinete opriman sus flancos, a la tranquila luz de la lámpara, lejos del estruendo de las batallas de Alejandro, lee y relee las páginas de nuestros antiguos textos"

Franz kafka "Obras completas"

Lo que me gusta de ti es...

‎"Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.""

Julio Cortázar

Muere lentamente quien no viaja

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaidos.

Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Ariesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

Gran Neruda... Confieso que he vívido.

Cuando el sexo pasa de deporte a ser un arte

‎"Esta noche quiero aventurarme en esa delgada linea roja
en la que el sexo pasa de deporte a ser un arte,
estética convertida en sudor, versos y tu voz"

Escuchado a un amigo no hace mucho

Un 18 de Julio, en una ciudad de provincias.

"La ciudad, en las primeras horas de la mañana, se despertaba extrañada con estruendo de músicas y sones militares. [...] La ciudad se engalanó rápidamente con banderas y colgaduras, muchas, aunque no todas todavía, monárquicas; por las calles, escuadrones de caballería, fusil en prevención, carroussel monorrítmico e interminable, recibían los tibios aplausos de los vecinos asombrados. Llegué cerca de la catedral y el espectáculo que ante su puerta principal presencié es algo que no podrá borrarse de mi memoria. Salía de ella un cortejo extraño, formado por mujeres enlutadas, viejas en su mayoría, y todas portadoras de grandes escapularios y medallas, atropelladamente avanzaban hacia el Arco de Santa María, llevando al frente una enorme bandera monárquica. [...]

La primera víctima cayó a las tres de la tarde de aquel mismo día (18 de julio). Estaba yo terminando de comer en el hotel cuando el alguacil se presentó a buscarme con carácter urgente
.

-"Han matado a un obrero", me dijo nerviosamente.

Nos pusimos en camino hacia el sitio donde se hallaba el cadáver. El alguacil iba confuso, sin comprender aquello, pues en los nueve años que llevaba en la población no había ocurrido nada parecido. Ni aún con la salida de los amnistiados del penal, con el triunfo de las izquierdas, había ocurrido en Burgos el menos incidente. Ni un atentado social, ni el menor disturbio político había habido en aquella ciudad (Burgos). Y, de improviso, aquel suceso inesperado: un obrero, un pobre ayudante de albañil que salía de su casa, se cruzó con una camioneta donde iban los "Legionarios de Albiñana" dando voces. "¡Tú, socialista cabrón! -le gritaron desde el camión-. ¡Grita Viva España! ¡Viva el Ejército!" "¡Viva la República! -contestó el obrero-. Sonaron unos tiros y el cadáver del desgraciado quedó en medio de la calle, frente a la casa de Correos."

Antonio Ruiz Vilaplana, "Doy Fe"

Nota: Antonio Ruiz Vilaplana ostentaba el puesto de Secretario Judicial de Burgos cuando se produjo la sublevación militar de 1936. En la obra narra la represión política, los fusilamientos, los apresamientos fuera de derecho y sin garantías jurídicas.

Tápame

" Tápame con tu boca, cómo aquella vez que tu deseo se mezclaba con la vergüenza al acordarte de tu novio. Tápame con tus ojos, con tu sexo, con tu deseo,pero lléname de ti, sin más motivo que el ver cómo se retuerce un verso a lo largo de tu cuerpo. 

Era irreal, pero tangible, te podía tocar pero pertenecías a ese mundo de las ideas en el cual mis conexiones neuronales te habían transportado, como una verdad universal, La Verdad Universal, mi Verdad Universal, y tenía la sensación que eras inalcanzable, tan cercana, pero tan distante, y sin embargo allí estabas tú. 

Substancia y deseo, vergüenza y amor, sin conocernos, pero teniendo la consciencia de lo mucho que nos conocemos, querernos sin saber, pero siendo polvo enamorado sin morir, con la confianza que nos da una noche de verano, unos minutos en tu portal y unas horas en mi cama. 

Siempre me recordaras a las noches de verano, con mil aromas que descubrir, saborear y disfrutar, cálida como un hogar en que se convierte tu cuerpo cuando lo exploro, descubro tus rutas, cartografío tu piel evitando las trampas y tus arenas de palabras movedizas, evitando escuchar a mi lado racional, evitando a mi lado empírico, evitando todo método.

Tápame con tus palabras movedizas, con tu vergüenza, tápame con esa sonrisa, tápame por que me lo pide el cuerpo, tápame por que lo siento, tápame con tu mirada, con esa voz dulce, tápame por lo necesito, por que creo que lo necesitas, por que lo siento, y creo que lo sientes.

Por que una palabra suya bastará para sanarme"

Bárbara Galeno, "El aprendiz de guerrero"

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.

‎"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada [...] andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico. [...]

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra."

Julio Cortázar, "Rayuela"

Un hombre no puede poner tanta fe en una sola cosa

‎"Un día estábamos al pie del acantilado, contemplando el barco en la playa, mientras lo preparaban para el viaje y cargaban en él las provisiones.
Herger me dijo entonces:
-Vas a emprender un largo viaje, Elevaremos plegarias por tu seguridad.
Le pregunté a quién pensaba elevarlas, y Herger repuso:
- A Odín, a Freya, a Thor, a Wyrd y a todos los demás dioses que pueden influenciar la suerte de tu viaje.
Eran éstos los nombres de los dioses de los nórdicos.
Repliqué en estos términos:
-Creo en un único dios, que es Alá, todo misericordioso y magnánimo.
-Lo sé- dijo Herger- Es posible que en tu país sea suficiente tener un único dios, pero no ocurre lo mismo aquí. Aquí tenemos muchos dioses. [...] Es demasiado arriesgado. Un hombre no puede poner tanta fe en una sola cosa, sea mujer, caballo, arma u otro objeto por sí solo."

Michael Crichton "El guerrero número trece"

La gran diferencia entre un maestro de escuela y un auténtico filosofo

" Quizás esto último te resulte un poco difícil de digerir, Sofía. Empiezo de nuevo: Sócrates pensaba que era imposible ser feliz si uno actúa en contra de sus convicciones. Y el que sepa cómo se llega a ser un hombre feliz, intentará serlo. Por ello, quien sabe lo que está bien, también hará el bien, pues ninguna 
persona querrá ser infeliz, ¿no? ¿Tú qué crees, Sofía? ¿Podrás vivir feliz si constantemente haces cosas que en el fondo sabes que no están bien? Hay muchos que constantemente mienten, y roban, y hablan mal de los demás. ¡De acuerdo! Seguramente saben que eso no está bien, o que no es justo, si prefieres. ¿Pero crees que eso les hace felices? Sócrates no pensaba así. 
Cuando Sofía hubo leído la carta sobre Sócrates, la metió en la caja y salió al jardín. Quería meterse en casa antes de que su madre volviera de la compra, para evitar un montón de preguntas sobre dónde había estado. Además, había prometido fregar los platos. 
Estaba l
lenando de agua la pila cuando entro su madre con dos bolsas de compra.
Quizás por eso dijo:
— Pareces estar un poco en la luna últimamente, Sofía.
Sofía no sabía por que lo decía, simplemente se le escapó:
—Sócrates también lo estaba.
—¿Sócrates?
La madre abrió los ojos de par en par.
—Es una pena que tuviera que pagar con su vida por ello —prosiguió Sofía muy
pensativa.
—¡Pero Sofía! ¡Ya no sé qué decir!
—Tampoco lo sabía Sócrates. Lo Único que sabia era que no sabía nada en absoluto. Y, sin embargo, era la persona más sabia de Atenas.
La madre estaba atónita. Al final dijo:
—¿Es algo que has aprendido en el instituto?
Sofía negó enérgicamente con la cabeza.
—Allí no aprendemos nada...
La gran diferencia entre un maestro de escuela y un auténtico filosofo es que el maestro cree que sabe un montón e intenta obligar a los alumnos a aprender. Un filósofo intenta averiguar las cosas junto con los alumnos."

Jostein Gaarder, "El mundo de Sofía"

No podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo entonces.

‎"Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...

Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito...

Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido...

Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá comprender probablemente lo que Bastián hizo entonces.

Miró fijamente el título del libro y sintió frío y calor a un tiempo. Eso era, exactamente, lo que había soñado tan a menudo y lo que, desde que se había entregado a su pasión, venía deseando: ¡Una historia que no acabase nunca! ¡El libro de todos los libros!


Michael Ende "La historia interminable"

Precisamente porque era mi padre

‎"Me encontraba en el vestíbulo del nuevo multicine, esperando a que empezara la sesión de las cinco para entrar en una de las salas cuando mi padre y una mujer salieron de otro local. 
Allí estaba mi padre. Lo vi antes que él reparara en mí. Nos quedamos plantados mientras los demás cruzaban por nuestro campo de visión. Entonces vino hacia mí con ella, con el talante aturdido [...]
Y ella se me acercó esbozando una sonrisa crispada para distraer la mirada que yo tenía fija en mi padre, pues estaba concentrada en él un alud de preguntas y evidencias, de credulidad y de consternación que tensaba la piel de mis mejillas y me daba la sensación de que una oleada de agua fría me iba anegando hasta el cuello. [...]

Y así se estableció la complicidad entre nosotros, me arrastró a ella, como si no fuese mi padre un padre jamás habría hecho algo semejante). Y, sin embargo, precisamente porque era mi padre, ¿cómo iba a resistirme, cómo iba a osar recharzarlo?

Nadine Gordimer, "La historia de mi hijo"

Alice Gould

"—¿Conoce usted, señora, con exactitud las razones por las que se encuentra aquí? 
—Sí, doctor. Estoy legalmente secuestrada. 
—¿Por quién? 
—Por mi marido. 
—¿Es cierto que intentó usted por tres veces envenenar a su esposo?
—Es falso.
—¿No reconoció usted ante el juez haberlo intentado?
—Le informaron a usted muy mal, doctor. No estoy aquí por sentencia judicial. Fui acusada de esa necedad no ante un tribunal sino ante un médico incompetente. Jamás acepté ante el doctor Donadío haber hecho lo que no hice. Del mismo modo que nunca confesaré estar enferma, sino "legalmente secuestrada".
—¿Fue usted misma quien preparó los venenos?
—Es usted tenaz, doctor. De haberlo querido hacer, tampoco hubiera podido. Pues lo ignoro todo acerca de los venenos.
—¡Realmente extraño en una licenciada en Químicas!
—Doctor, no sería imposible que durante mi estancia aquí tuvieran que operarme de los ovarios. ¿Sería usted mismo quien me interviniese?
—Imposible, señora. Yo no entiendo de eso.
—¿No entiende usted? ¡Realmente extraño en un doctor en Medicina!
—Mi especialización médica es otra, señora mía.
—Señor mío: mi especialización química es otra también.
Rió la nueva reclusa, sin extremarse, y el doctor se vio forzado a imitarla, pues lo cierto es que lo había dejado sin habla. De tonta no tenía nada. Podría ser loca; pero estúpida, no.
—En el informe que he leído acerca de su personalidad —comentó Teodoro Ruipérez— se dice que es usted muy inteligente. Alice sonrió con sarcasmo, no exento de vanidad.
—Le aseguro, doctor, que es un defecto involuntario. "

Torcuato Luca de Tena, "Los renglones torcidos de Dios"

Tú tal vez no lo sabes

"Pocas mujeres desconocen el arte de los ojos: la mirada. O lo aprendan mirando o ya nacen con él del vientre de sus madres. Para la brillantez de la mirada he de darte una receta de probable eficacia y de improbable daño. Consiste en enjuagarte los ojos con una solución de dos pizcas de sal por litro de agua hervida. Ya sé que algo tan simple no te sonará mágico. La sencillez inspira desconfianza; es esta la razón por que brujos, curanderos, y médicos viven inventado palabras y con juros bastante altisonantes: nadie cree en lo simple. Lávate pues los ojos con lo dicho, y mientras te los lavas pronuncia esta plegaria de misterioso embrujo: Inocuo antojo, inocuo abrojo, dame la luz del ojo!

Más nítidos tendrás los colores del iris, más transparente la córnea, más libres las pestañas, más blanco el blanco que enmarca el más brillante prisma de tu cristalino. Y alumbrará tanto tu mirada que los que alcancen a vislumbrar por un momento tus pupilas 
no podrán más que parpadear de asombro [...]

Los cambios más importantes de nuestras vidas ocurren de manera casi imperceptible; se realizan mediante una paulatina acumulación de detalles que, separados uno por uno, no parecen significar nada, pero que de repente, juntos, se nos manifiestan en todo su tamaño y con toda su tremenda carga de transformación.

A cualquier edad, incluso en la postrera, es posible lograr que el tiempo de tu cara retroceda. Para lograrlo hay que recuperar tus gestos del pasado; para recuperarlos hay que volver a los sabores olvidados de la infancia.

También el vino tinto tiene tonos variados. Los hay oscuros noche, oscuros sangre, oscuros de violento violeta arrebatado. Los hay más claros como moras disueltas, los hay rosados de distintos aspectos. Es trago muy seguro, salvo que la tiamina te produzca irritación o pesantez en la boca del estómago. Si alguna vez se inventa una bebida de amor, será con vino tinto.

Esa indomable sed de alguien y de no estar con nadie. De envolver las caricias en palabras. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada. Esa hambre de imposibles.

Tú tal vez no lo sabes, pero en algún rincón de la tierra hay un hombre que te está buscando.

Héctor Abad Faciolince "Tratado de culinaria para mujeres tristes"

"Tenemos la prueba salivar de que eres tú"

‎"Era tan brutal la Dictadura franquista, que a un chaval de 18 años que se manifestaba por las calles al grito de "libertad, Libertad" la policía le detenía, le torturaba y le enviaba a prisión con la bendición de un juez franquista de guardia.

Como nos han pedido que contemos hechos, ahí van unos cuantos.

Cuando me detuvieron en la Plaza de la Universidad, en Valladolid, en diciembre de 1973, yo llevaba unos teléfonos apuntados en una servilleta de un bar.
Eran unos teléfonos de contacto. Los policías que me detuvieron me subieron a un coche [...] Me dijeron que sacara todo lo que llevara en los bolsillos y allí estaba la servillleta del bar con los teléfonos. Me la metí en la boca delante de aquellos energúmenos, que se abalanzaron sobre mí. Cuando consideré que estab lo suficientemente masticada y los teléfonos eran ilegibles lo escupí y tuve la enorme satisfación de ver cómo todos los policías se arrojaban a mis babas como posesos.
"Tenemos la prueba salivar de que eres tú". Aquella fantasmada me produjo risa [...] pensaba, este poli además de torturador es gilipollas.

José María Calleja, Una dictadura grasienta. Una rebeldía llena de vitalidad, aparecido en el libro "Memoria de la Transición."

Lo único que persigo es...

"-Eso tampoco me preocupa mucho- repuso Siddhartha-. Poco importa que las cosas sean o no apariencias; el hecho es que yo también soy apariencia y, por lo tanto, ellas son mis semejantes. Esto es lo que me hace tan entrañables y dignas de respeto: son mis semejantes. Por eso puedo amarlas. Y he aquí una doctrina de la que vas a reírte: el amor, Govinda, me parece la cosa más importante que existe. Analizar el mundo explicarlo o despreciarlo acaso sea la tarea principal de los grandes filósofos. Yo, en cambio, lo único que persigo es poder amar al mundo, no despreciarlo, no odiarlo a él ni odiarme a mí mismo, poder contemplarlo - y con él a mí mismo y a todos los seres- con amor admiración y respeto.

-Eso lo entiendo-dijo Govinda-. Pero es justamente lo que él, el Sublime, denominaba ilusión.

Hermann Hesse, "Siddharta"

¿Cómo es la vida?


¿Cómo es la vida?

Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto de un río,
cuando se cubre de pájaros.

Habladme del mar. Habladme
del olor ancho del campo.
De las estrellas. Del aire.

Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llaves
como la choza de un pobre.

Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor: no lo recuerdo.

¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna?

¿O sólo queda esta fosa,
la luz de una sepultura
y la canción de mis losas?

Veintidós años… ya olvido
la dimensión de las cosas,
su color, su aroma…

Escribo a tientas: “el mar”, “el campo”…
Digo “bosque” y he perdido
la geometría de un árbol.

Hablo por hablar de asuntos
que los años me borraron.

(No puedo seguir: escucho
los pasos del funcionario).

Marcos Ana, "Decidme cómo es un árbol"

El crimen del hombre blanco contra el hombre blanco

‎"Lo que el muy cristiano burgués del siglo XX no perdona a Hitler no es el crimen como tal, no es la humillación del hombre como tal, es el crimen contra el hombre blanco [...] por haber aplicado a Europa procedimientos colonialistas, que hasta encontes sólo se destinaban a los árabes, a los coolíes de la India y a los negros de África"

Aimé Cesaire, en "Discuors sur le colonialisme", y citado por Marc Ferro en el "Libro negro del colonialismo."

Un hombre entre dos mundos

"He tenido muchas conversaciones con Yasmín y a través de ellas le he abierto mi corazón. [..] Al contarle todas estas cosas me sentía profundamente emocionado y ella me escuchaba en silencio aunque con mirada de comprensión. Agradecí tanto el silencio como la compasión. [..]

-¿Qué piensas de mí?- pregunté.
Ella dejó vagar un momento la mirada y sus ojos oscuros se quedaron abstraídos.
-¿Quieres que te hable con franqueza, Faranj?
Yo le respondí que me había figurado que hablaba siempre de esa manera. Entonces ella dijo:
-Creo que eres un hombre entre dos mundos y que en ninguno de los dos se encuentra en paz.
-¿Y qué mundos son ésos?
Me miró largamente, como recapacitando acerca de qué camino tomar, como si calculara el efecto de una explicación.
-El mundo donde vives y el mundo donde te gustaría vivir-respondió., la persona que eres la persona que tú te ves, tus necesidades y tus deseos, tu verdad y "la verdad", tu cuerpo y tu alma, Provenza y Jerusalén. [...]
-¿Y de qué manera podría reconciliar estos mundos?
No levantó los ojos. Su voz, al hablar, era casi inaudible, como si fuera a revelarme un secreto:
-Comprendiendo que no existen ninguno de los dos. [...]
-Si no existe ninguno de los dos -le dije-, ¿Cómo es posible que pueda estar entre ellos?"

Stephen J. Rivelle "El cruzado"

Un dos tres, un dos tres.


Un dos tres, un dos tres.

"Yo tuve una esposa, dos casas, tres hijas; la una rubia y frígida, las dos excesivas y pretenciosas, las tres egoístas y cabronas. Tuve también un trabajo, dos coches, tres Visas; el uno me comía la sangre y la vida, los la adrenalina y la presunción, las tres el dinero y la vanidad. Y qué decir de mi amante, de mis dos amigos, de mis tres vicios; en una dejaba la lascivia, en los dos la soledad, en los tres la salud.


Así iba por la vida, un dos tres, un dos tres.
Pero de repente -a la una, a las dos y a las tres- todo se esfumó.

Ahora tengo un carro de supermercado, dos pantalones raídos y tres mantas viejas. También tengo un portal para dormir, dos trozos de bocadillo de salchichón para comer y tres tetrabriks de vino para emborracharme. Eso sin contar a un colega que dice que estuvo en Ibiza con el que charlo y bebo, a dos tenderas que por pena me dan limosna y tres semáforos en los que pido según a qué horas.

Así voy por la vida-un dos tres, un dos tres."

Manuel Castelao

"Yo tuve una esposa, dos casas, tres hijas; la una rubia y frígida, las dos excesivas y pretenciosas, las tres egoístas y cabronas. Tuve también un trabajo, dos coches, tres Visas; el uno me comía la sangre y la vida, los la adrenalina y la presunción, las tres el dinero y la vanidad. Y qué decir de mi amante, de mis dos amigos, de mis tres vicios; en una dejaba la lascivia, en los dos la soledad, en los tres la salud.

Así iba por la vida, un dos tres, un dos tres.
Pero de repente -a la una, a las dos y a las tres- todo se esfumó.

Ahora tengo un carro de supermercado, dos pantalones raídos y tres mantas viejas. También tengo un portal para dormir, dos trozos de bocadillo de salchichón para comer y tres tetrabriks de vino para emborracharme. Eso sin contar a un colega que dice que estuvo en Ibiza con el que charlo y bebo, a dos tenderas que por pena me dan limosna y tres semáforos en los que pido según a qué horas.

Así voy por la vida-un dos tres, un dos tres."

Manuel Castelao

Mi niña se fue a la mar

Mi niña se fue a la mar.

"Mi niña se fue a la mar, 
a contar olas y chinas, 
pero se encontró, de pronto, 
con el río de Sevilla.

Entre adelfas y campanas
cinco barcos se mecían,
con los remos en el agua
y las velas en la brisa.

¿Quién mira dentro la torre
enjaezada, de Sevilla?
Cinco voces contestaban
redondas como sortijas.

El cielo monta gallardo
al río, de orilla a orilla.
En el aire sonrosado,
cinco anillos se mecían."

Federico García Lorca 

El salvoconducto de la hetaira griega

"Defendí en Cortes Constituyentes los derechos femeninos. Deber indeclinable de mujer que puede traicionar a su sexo, si, como yo, se juzga capaz de actuación, a virtud de un sentimiento sencillo y de una idea clara que rechazan por igual: la hipótesis de construir un ente excepcional, fenomenal; merecedor, por excepción entre las otras, de inmiscuirse en funciones privativas del varón, y el salvoconducto de la hetaira griega, a quien se perdonara cultura e intervención a cambio de mezclar el comercio del sexo con el del espíritu."

Clara Campoamor, "El voto femenino y yo (Mi pecado mortal)"

En que se sigue viajes de Levante y sucesos

IV En que se sigue viajes de Levante y sucesos hasta Estampalia

"Yo seguí mi viaje la vuelta de Berbería aquella noche, y amanecí en el seco, diez millas largo, donde estaba una galeota de diecisiete bancos, que no me holgué de verla. La cual, como me vio, enarboló un estandarte verde con tres medias lunas que llegaba al agua. Mi gente comenzó a desmayar y el patrón dijo "Ay de mí, que somos esclavos; que es la galeota de Cayte Mamí de Trípol"; yo le reñí y dije "Ea, hijos que hoy tenemos buena presa"; paré y no navegué, por prevenir; puse mi muyana en orden y enllenéla de clavos y balas y saquillos de piedra, y dije "Dejamé, que esta galeota es nuestra; cada uno tenga su espada y rodela a su lado, y los soldados con sus mosquetes", que llevaba ocho que eran españoles, de quien me fiaba. Comencé a caminar hacia la galeota [...]

Fui con el mayor valor a embestirla, que se quedarón atónitos; y vista mi resolución ya que estábamos cerca se puso en huida. Seguíla más de cuatro horas, [...] Pues la proa sobre ellos y los iba alcanzando y tiré la mosquetería; ellos apretaron los puños en huir, yo en seguir, que no los quise dejar hasta que lo hice embestir en tierra, debajo de la fortaleza de los Gelves, donde saltaron en tierra."

Alonso de Contreras, "Vida de ese Capitán"

Cerca de ti

Cerca de ti
"Hoy me ha vuelto a pasar. Te has vuelto a colar en mis pensamientos justo cuando mi cuerpo desnudo tocaba las sábanas.

He imaginado tu aliento en mi nuca y casi he podido sentirlo, mi piel se ha erizado ante un contacto inexistente y mis pezones se han endurecido al instante. No puedo atar mi mente cuando tú te introduces así en ella, y mis manos obedecen el recuerdo de las tuyas sobre mi vientre.

Mis dedos se han deslizado como si fueran los tuyos, recorriendo mis pechos y apretándolos, subiendo hasta mis labios para humedecerse para perderse después entre mis piernas. En mi mente, yo estaba a cuatro patas y tú me susurrabas al oído lo mucho que te gustaba mi cuerpo mientras me penetrabas con fuerza. En mi cama, los sudores aumentaban y mi espalda se arqueaba.

El deseo controlaba mis movimientos, que cada vez eran más intensos y rápidos, hasta que he tenido que morderme la mano para no gritar en voz alta tu nombre y llenar de desconcierto la realidad. Con los ojos cerrados, ha sido tu mano la que se posaba sobre mi boca, y en lugar de mis dedos, era tu pene el que se movía con soltura entre mis muslos. Eran tus manos las que acariciaban mi clítoris dilatado hasta llegar al orgasmo y sumirme en un estado de trance entre la vigilia y el sueño. Más cerca de ti que nunca."

Sherezade en 
http://www.cuerposenlazados.com/

Que hay un viernes santo más dulce que ese beso.

‎"Amada, en esta noche tú te has crucificado 
sobre los dos maderos curvados de mi beso; 
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado, 
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso. 

En esta noche clara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.

Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

César Vallejo "El poeta a su amada"

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

"Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."

Julio Cortázar.

¿Qué es la coquetería?

"¿Qué es la coquetería? Podría decirse que es un comportamiento que pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es posible, de tal modo que esta posibilidad no aparezca nunca como seguridad. Dicho de otro modo: la coquetería es una promesa de coito sin garantía.

Teresa está detrás de la barra y los clientes a los que sirve bebidas coquetean con ella. ¿le desagrada esa permanente marea de piropos, frases ambiguas, anécdotas, ofrecimientos, sonrisas y miradas? En absoluto. Siente un deseo irrefrenable de que su cuerpo [...] se exponga a ese oleaje.

Tomás siempre ha pretendido convencerla de que el amor y la sexualidad son dos cosas distintas. Nunca quiso quiso entenderlo. Ahora está rodeada de hombres por los que no siente la menor simpatía. ¿Qué pasaría si hiciese el amor con ellos? Tiene ganas de hacer la prueba, al menos en esa forma de promesa sin garantías a la que se llama coquetería.

Para que no haya confusiones: no pretende tomarse la revancha con Tomás. [...] Se tomas toma las cosas demasiado en serio, de cualquier cosa hace una tragedia, no es capaz de comprender la levedad y la divertida intrascendencia del amor físico ¡Quisiera aprender a ser leve! ¡Desea que alguien le enseñe a dejar de ser anacrónica!

Si para otras mujeres la coquetería es una segunda naturaleza, una rutina sin importancia, para Teresa se ha convertido en el punto clave de una importante investigación. [...] El equilibrio entre promesa y su falta de garantías (¡en el que reside el precisamente el virtuosismo en la coquetería!) queda roto. [...] Y cuando los hombres reclaman después el cumplimiento de lo que a su juicio les fue prometido, topan con una violenta resistencia que sólo pueden explicarse, suponiendo que Teresa es mala y taimada."

Milan Kundera, "La insoportable levedad del ser"

Preguntas de un obrero que lee

Preguntas de un obrero que lee

¿Quién construyó Tebas, 
la de las Siete Puertas?
En los libros figuran 
sólo los nombres de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos
bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿quién la volvió a levantar otras tantas?
Quienes edificaron la dorada Lima,
¿en qué casas vivían?
¿Adónde fueron la noche
en que se terminó La Gran Muralla, sus albañiles?
Llena está de arcos triunfales
Roma la grande. Sus césares
¿sobre quienes triunfaron?
Bizancio tantas veces cantada,
para sus habitantes
¿sólo tenía palacios?
Hasta la legendaria
Atlantida, la noche en que el mar se la tragó,
los que se ahogaban
pedían, bramando, ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Felipe II lloró al saber su flota hundida.
¿No lloró más que él?
Federico de Prusia
ganó la guerra de los Treinta Años.
¿Quién ganó también?
Un triunfo en cada página.
¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?
A tantas historias,
tantas preguntas.

Bertolt Brecht.

¡Gracias al cielo!

"-¡Claro!- dijo Gandalf-. ¿Y por qué no tendrían que cumplirse? ¿No dejarás de creer en las profecías sólo porque ayudaste a que se cumplieran? No supondrás ¿verdad?, que todas tus aventuras y escapadas fueron producto de la mera suerte, para tu beneficio exclusivo. Te considero una gran persona, señor Bolsón, y te aprecio mucho; pero en última instancia, ¡eres sólo un simple individuo en un mundo enorme!
-¡Gracias al cielo!- dijo Bilbo riendo, y le pasó el pote de tabaco"

J.R.R. Tolkien, "El hobbit"