miércoles, 1 de agosto de 2012

Un hombre entre dos mundos

"He tenido muchas conversaciones con Yasmín y a través de ellas le he abierto mi corazón. [..] Al contarle todas estas cosas me sentía profundamente emocionado y ella me escuchaba en silencio aunque con mirada de comprensión. Agradecí tanto el silencio como la compasión. [..]

-¿Qué piensas de mí?- pregunté.
Ella dejó vagar un momento la mirada y sus ojos oscuros se quedaron abstraídos.
-¿Quieres que te hable con franqueza, Faranj?
Yo le respondí que me había figurado que hablaba siempre de esa manera. Entonces ella dijo:
-Creo que eres un hombre entre dos mundos y que en ninguno de los dos se encuentra en paz.
-¿Y qué mundos son ésos?
Me miró largamente, como recapacitando acerca de qué camino tomar, como si calculara el efecto de una explicación.
-El mundo donde vives y el mundo donde te gustaría vivir-respondió., la persona que eres la persona que tú te ves, tus necesidades y tus deseos, tu verdad y "la verdad", tu cuerpo y tu alma, Provenza y Jerusalén. [...]
-¿Y de qué manera podría reconciliar estos mundos?
No levantó los ojos. Su voz, al hablar, era casi inaudible, como si fuera a revelarme un secreto:
-Comprendiendo que no existen ninguno de los dos. [...]
-Si no existe ninguno de los dos -le dije-, ¿Cómo es posible que pueda estar entre ellos?"

Stephen J. Rivelle "El cruzado"

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