martes, 14 de mayo de 2013

Él hizo lo más difícil que había hecho en su vida: Cogió su sombrero y se fue

"Érase una vez un niño. Vivía en un pueblo que ya no existe, en una casa que ya no existe, al borde de un campo que ya no existe. [...].


Érase una vez un niño que vivía en una casa que estaba al borde de un campo, y al otro lado del campo, vivía una niña que ya no existe. Los dos se inventaban mil juegos. Ella era la reina y él era el rey. A ella le brillaba el pelo al sol del otoño, como una corona.


Érase una vez un niño de diez años que amaba a una niña, y la risa de ella era como una pregunta que él quería pasar la vida contestando. Cuando tenían diez años, le pidió que se casara con él. Cuando tenían once se dieron el primer beso, cuando tenían trece , se pelearon y estuvieron tres semanas sin hablarse. Su amor era un secreto que no revelaron a nadie. Él prometió que no querría a ninguna otra en toda su vida.[...]


Érase una vez un muchacho que amaba a una muchacha que tenía un padre que fue lo bastante listo como para gastarse el último zloty en enviar a su hija a América  El chico le juró por su vida que ganaría dinero y encontraría la manera de seguirla. [...] En el veraro de 1941 el chico se convirtió en un hombre invisible. Así escapó a la muerte.


Érase una vez un hombre que se había hecho invisible y que llegó a América  Había estado escondido tres años entre arboles. [...]


Érase una vez una mujer que había sido la muchacha que subió a un barco para ir a América  Ella trataba de simular su embarazo para no perder el empleo en el taller de confección. Semanas más tarde, alguien le dijo que en Polonia mataban a los judíos. El dueño del taller fue a verla. Cuando se enteró de que estaba, llamó a una comadrona. [...] Al cabo de unos meses, ella accedió a casarse con él.El hombre que se había hecho invisible, escuchó todas esas cosas, de pie en una sala. Tenía veinticinco años. Había cambiado tanto desde la última vez que había visto a la muchacha que ahora una parte de é quería soltar una sonrisa fría y dura. [...] Ella le dijo "Dejaste de escribir. Pensé que habías muerto." Él miró la foto del niño. [...] el hombre que se había hecho invisible al fin pudo decir dos palabras "Ven conmigo". A ella le resbalaban lágrimas por las mejillas. Tres veces se lo pidió. Ella negó con la cabeza. "No puedo", dijo. Miraba al suelo. "Por favor". Así pues, él hizo lo más difícil que había hecho en su vida: Cogió su sombrero y se fue.Y el chico que prometió no enamorarse de ninguna otra muchacha mientras viviera, cumplió su promesa [...] Al fin y al cabo, ¿Qué puede significar esconder una cosa más, para un hombre que ya ha desaparecido por completo? 

Nicole Krauss, "La historia del amor"

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